ESTADO E IDENTIDAD.
ESTADO E IDENTIDAD.
La
identidad, se comprende como aquel núcleo central del individuo del cual se
conforma el yo. Se trata de un núcleo fijo y coherente que junto a la razón le
permiten al ser humano interactuar con otros individuos presentes en el medio.
La
formación de la identidad es un proceso que comienza a configurarse a partir de
ciertas condiciones propias de la persona, presentes desde el momento de su
nacimiento, junto a ciertos hechos y experiencias básicas. A partir de lo
anterior, la identidad se forma otorgándonos una imagen compleja sobre nosotros
mismos, la que nos permite actuar en forma coherente según lo que pensamos.
Según
algunos autores, la identidad se comporta como algo relativo, como un núcleo
plástico capaz de modificarse a lo largo de la vida y el desarrollo, lo que
permitiría al ser humano tener la capacidad de comportante de formas diferentes
según el contexto en el que deba actuar.
De
acuerdo a la lectura de Echavarría
Grajales la acción educativa en su última característica, la narración, es la
construcción del relato de una identidad, de un sujeto, de una historia, así
como la ubicación de un actuar en el presente, el cual rompe el devenir
incesante que sólo conoce un hecho y un acontecimiento y reconoce que la
historia no es lineal, que es cambiante, impredecible y está por conceptuar. La
construcción de identidad, en ese contexto, hace referencia al proceso a través
del cual los sujetos, hombres y mujeres, se hacen individuos únicos, negocian
sus diferencias con otros y otras diferentes, y constituyen marcos comunes que
les permiten cohabitar conjuntamente un espacio cotidiano, histórico y
cambiante.
En
la construcción de identidad los sujetos logran elaborar los significados de
existencia que han movilizado su historia y han mediado su accionar hacia la
configuración de una forma particular de habitar, sentir, vivir y pensar el
mundo de la vida. Así mismo, en la
construcción de la identidad el individuo configura formas legítimas de
convivir y organizar el mundo vital para reestablecerlo, si así lo quiere, como
un espacio de calidad de vida, un espacio vital de la relación y continua
interacción, un espacio para vivir la diferencia y el reconocimiento.
En
lo personal para mí la escuela es el segundo lugar más importante donde el
individuo conforma su educación social y moral, las personas aprenden a convivir
en grupos con similitudes de acuerdo a su personalidad, de todo esto se deriva
la asignación y aceptación de la identidad personal.
Conforme
a la interacción cotidiana en el ámbito escolar, se construyen nuevas
habilidades en los sujetos, los cuales se derivan de acuerdo a la enseñanza que
se le inculca, es preciso mencionar que como individuos necesitamos ser parte
de un entorno lo que esto hace que la personalidad varié de acuerdo al ambiente
en el cual nos desarrollemos, pero también depende de uno mismo lo que aprende,
toma o deja de todas estas instituciones. La escuela nos ayuda y nos otorga los
conocimientos académicos pero también nos da las bases para defendernos y
capacitarnos para interactuar en el mundo exterior, en una sociedad donde es importante
sobresalir y destacar las capacidades para tener un lugar aceptable y ser
partícipe de las decisiones de grupo e individuales, las cuales de estas
depende muchos de los logros y fracasos que son parte de nuestra vida, por eso
lo ideal es capacitarnos y estar preparados para enfrentar estos retos que se
nos puedan presentar, para todo este proceso es necesario reforzar la
identidad, seguridad en nosotros, que tan capaces somos de demostrar hasta
donde nuestros conocimientos nos pueden llevar y con quienes poder convivir ya
que nos rodeamos de muchas culturas en las que somos participes que nos
identifican de manera individual y colectiva ante el resto de la sociedad.
Finalmente,
la identidad nacional es un sentimiento colectivo basado en la creencia de
pertenecer a una comunidad imaginada como nación. Los sujetos que la integran,
y a la vez se integran a ella, comparten un vínculo emocional, no racional pero
tampoco irracional, que los hace pensar y decir el hecho de compartir la idea
de tener ancestros comunes, no necesariamente comprobados por la historiografía del lugar. Sin embargo, los atributos reales o inventados que comparten los
integrantes de la nación son importantes en ese sentimiento colectivo de
pertenencia y de continuidad, aunque muchas veces dichos atributos son
estereotipos creados con la selección de rasgos distintivos de una identidad
nacional fluida y cambiante, cuyo origen está en la modernidad. En la actualidad dicha categoría se vincula con
el proyecto de Estado-nación.
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